Los cambios, en general a mejor, en la sociedad de los años 80 tienen también su reflejo en la pintura de esta epoca, que tiende según avanza esta década a colores más vivos y alegres.
Sus obra crecen en tamaño a la vez que se representa el mundo que le horroriza y a sus habitantes, es una visión del mundo como espectáculo y una crítica irónica al mismo expresado con realismo social. La influencia de la luz y el color le hicieron desembocar en el realismo mágico.
Los cuadros vienen sobre todo a reflejar hechos y paisajes cotidianos de nuestro entorno, transformados bajo la óptica onírica y surrealistica de Beorlegui. Fernando sigue denunciando de forma subliminal algunas situaciones sociales mediante algunos de sus cuadros, si bien de forma menos frecuente que en la década anterior.